el terreno de los pilares de ladrillo del pórtico o me-
diante un pequeño encachado de bolos, para el caso
de los muros de carga ejecutados en tapial que con-
figuran las crujías habitables.
En una situación como esta caben dos alternati-
vas: pilotaje y consolidación del suelo. El primero
supone una interferencia notable con el enclave e
introduce discontinuidades resistentes con reper-
cusiones ante el sismo, a lo que se une la irrupción
de encadenados de las cabezas de los pilotes o los
micropilotes. Por ser menos lesiva, se propuso al
Patronato de la Alhambra la consolidación del sue-
lo empleando un sistema de mejora basado en la
inyección profunda de resinas. Esta técnica amplia-
mente empleada en la conservación de monumen-
tos consiste en la introducción en el terreno, en
proximidad a pilares y muros, de resinas expansi-
vas mediante cánulas verticales o ligeramente incli-
nadas de 50mm de diámetro. Fraguada la misma,
compacta el terreno ofreciendo de forma inmediata
un aumento de su capacidad de carga. Los trabajos
de recalce se realizan con un preciso instrumental
de bombeo a baja presión y control topográfico.
Dichas tareas se realizan una vez concluida la exca-
vación arqueológica, con la retirada de rellenos, y
eliminada la estructura metálica que hasta esta eta-
pa ha protegido de las inclemencias atmosféricas
al Maristán. Con ello, se consolida un suelo descar-
gado de elementos suplementarios añadidos en el
tiempo. Otra precaución antes de realizar la cohe-
sión del terreno es el desmonte de los pilares del
pórtico, por su comprometido estado de equilibrio
y el apeo de alfarjes y muros existentes.
4.3 El cansancio estructural. Los pilares y
muros originales
Una de las consecuencias directas de las operaciones
de demolición parcial realizadas entre 1988 y 1989
sobre el inmueble que ocupaba el pabellón sur cobi-
jando vestigios originales consistió en la eliminación
de todos aquellos elementos de cierre y portantes
que no se consideraban coetáneos con la fundación
medieval del Maristán. Esta decisión, aunque rese-
ñable desde el punto de vista patrimonial, dejó a la
estructura del edificio en una situación de extrema
debilidad, más aún en una ciudad como Granada
donde se producen terremotos con frecuencia.
La supresión de la cubierta precedente a finales de
los ochenta y la eliminación de piezas estructurales
auxiliares, conllevó la desasistencia y exposición a
los fenómenos atmosféricos y sísmicos de los pi-
lares del patio (de dos alturas), los muros de tapial
de la planta baja, y los alfarjes de remate de esta. La
consecuencia de esta exposición ha sido el aplasta-
miento generalizado de las zapatas de los pilares, el
desplome notorio de estos elementos, y la aparición
de desacoples, pudrición y cansancio reológico en
las piezas de los alfarjes. A esto, se une la degrada-
ción generalizada de los tapiales.
La afección de las zapatas de sustentación de los
cargaderos y alfarjías del pórtico ha sido fruto de
su incapacidad para recibir carga, debido al eleva-
do deterioro biológico que arrastraban, por ataque
de xilófagos y pudrición parda. Los muros de tapial
ofrecen en sus caras la pérdida generalizada del ca-
licostrado o capa gruesa de mortero rico en cal grasa
que los protegía de los efectos erosivos de los agen-
tes atmosféricos. Se ha comprobado mediante ana-
lítica realizada en 2018 que la calidad de los tapia-
les es muy baja, con escasa presencia de cal como
agente estabilizador y resistente, e insuficiencia de
material arcilloso, influyendo todo ello en una co-
hesión muy deficiente. En consecuencia, estos mu-
ros presentan grandes áreas disgregadas.
Es evidente la pérdida de verticalidad de los pilares,
sobre todo los tres de planta primera. Esta circuns-
tancia hizo que estos elementos se abrazasen me-
diante prótesis de acero a la estructura metálica que
ha dado protección a los restos los últimos 30 años.
La necesidad de eliminar esta estructura auxiliar
como primer paso para excavar y eliminar los relle-
nos que cubren la planta baja del Maristán y hacer
posible su recuperación volumétrica son las princi-
pales razones por las que el desmontado de los pila-
res resulta obligado. Esta tarea se propone dividien-
do estos últimos en tambores, que se confinan con
una envoltura resistente que permite su desmonte
por paquetes de 70 centímetros de altura, emplean-
do una pequeña grúa hidráulica. El inventario de
estos elementos mediante la supervisión de un res-
taurador, y la posterior intervención de limpieza de
sobrepuestos de morteros de cemento, recebados
de juntas y eliminación de retacados inapropiados,
permiten su recolocación por tramos, empleando
planos de asiento con morteros elásticos de cal hi-