Resumen
Desde el siglo xix la Alhambra de Granada había despertado el interés de un turismo de élite interesado en el excursionismo cultural. En la segunda y tercera década del siglo xx la administración turística centraba sus esfuerzos en fomentar la incipiente industria de los forasteros mediante la creación tanto de una red de oficinas de turismo en el extranjero como de alojamientos turísticos del Estado en el territorio nacional. Tras la Guerra Civil el interés turístico de la Alhambra se acabó materializando, entre otros, en la rehabilitación hotelera del antiguo convento de San Francisco. El artículo analiza las intervenciones realizadas en el inmueble, desde la escuela de paisajistas y pintores, hasta la posterior transformación en establecimiento hotelero del Estado y sucesivas ampliaciones. La pauta común en todas ellas fue la figura del arquitecto conservador del monumento que se haría cargo de las obras por imposición de la administración patrimonial.

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